1 ¿La Francmasonería gobierna el mundo?
2 El papel político de la Francmasonería.
3 La Francmasonería moderna – ¿la herramienta de la "globalización"?
4 Les incoherencias de la Francmasonería.
5 ¿Cómo responder a estas contradicciones?
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1 ¿La Francmasonería gobierna el mundo?
Los enemigos de la Francmasonería, la acusan de intenciones hegemónicas. Evocando el misterio que rodea sus reuniones, afirman que su carácter confidencial demuestra sus intenciones dominantes.
Sin embargo "olvidan" intencionadamente los otros organismos, a veces mucho más secretos, empezando por los consejos de administración de grandes empresas, pasando por varios clubes y "think-tanks", los concilios y otras deliberaciones de dirigentes religiosos, las reuniones de la Internacional Comunista, de la Trilateral y del Grupo Bildenberg, los servicios de espionaje y mandos militares, etc. Todas estas organizaciones han demostrado estar mucho mejor equipadas para dirigir mentes, desde sectores enteros de la economía y de las financias, hasta incluso los estados en algunas ocasiones.
Además, la Francmasonería es un chivo expiatorio cómodo para todos aquellos que quieren desviar la atención de sus propias actuaciones.
Por ejemplo, Hitler y Stalin la calumniaron y persiguieron, encarcelaron y muchas veces mataron a sus miembros. En distinta medida todos los dictadores lo han hecho menos, curiosamente, Castro. A Stalin tampoco le gustaba la Iglesia católica y, bromeando, preguntó al Papa de cuántas divisiones disponía. El Vaticano sólo tiene el ejército de la Guardia Suiza -:) sin embargo su influencia se extiende a mil/dos milliones de fieles (1). La Francmasonería, incluso en su mejor momento, nunca ha superado los siete millones de miembros.
De todos modos, en la época de la "globalización" nadie parece que pueda someter al conjunto de la humanidad. Incluso los poseedores de bombas atómicas, entendieron rápidamente que no lo lograrían. Con que los francmasones... (2)
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"¡E pur si muove! "
2 El papel político de la Francmasonería.
La mayoría de las obediencias (entidades administrativas de los francmasones) se concentran en la espiritualidad y la moral. En los Estados Unidos tienen una predilección por la caridad. En Europa, en América del Sur y en África, algunas obediencias invitan, también, a sus miembros a debatir cuestiones económicas, jurídicas, políticas, etc. y después publican los resultados de sus deliberaciones o directamente las presentan a los gobiernos de sus países. Así la Gran Logia Femenina de Francia contribuyó al proyecto de Ley de interrupción voluntaria del embarazo, el Gran Oriente de Francia participó en la redacción de la Ley Leonetti sobre el final de la vida, etc.
Nada de todo esto implica que la Francmasonería tenga el poder. Hay una gran diferencia entre el poder y la influencia. Los francmasones supuestamente ejercen el primero pero en realidad no lo tienen (no como organización; evidentemente a título individual pueden formar parte de órganos de decisión). En cambio, la Francmasonería ejerce cierta influencia porque siempre ha atraído a las élites (en concreto, hombres y mujeres instruidos, muy a menudo autoridades en su vida profana) a quien la iniciación les hace evolucionar aún más.
Aunque la Francmasonería no proporciona ninguna educación preestablecida, en cierto modo su influencia es comparable con la universitaria - a quien nadie acusaría de querer dominar a alguien (3).
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¿La Francmasonería ayuda a sus miembros a acceder al poder?
Como, en la mayoría de los casos, se "entra en la masonería" a los 40, 50 años, o más, los solicitantes capaces de ejercer un poder ya ocupan puestos de responsabilidad. En cuanto a los oportunistas, que esperan conseguirlo gracias a la masonería, se desilusionan rápido y, a veces, ya dimiten al primer año. Sin embargo, la mayoría continúa frecuentando su logia porque descubren otros atractivos, de orden iniciático.
La iniciación es un proceso particular que incita al desarrollo personal y que favorece su culminación. Por esta vía, la Francmasonería contribuye, así, a la gestión de la sociedad.
Ya que, en efecto, los templos masónicos son un "modelo reducido" del mundo. Los ritos y símbolos facilitan su comprensión y ayudan a adaptarse.
En este contexto, aquellos que tienen un don para encabezar una empresa, una ciudad, organismos internacionales, etc., pueden observar el funcionamiento de las logias y de las obediencias y a continuación, eventualmente dirigiéndolas, ejercer su poder. Aquí sus tanteos no conllevarán consecuencias y sus errores los rectificarán sus hermanos. Al mismo tiempo, el trabajo en logia permite a los francmasones tomar distancia de su vida cotidiana y, por tanto, de su ámbito de trabajo, lo que puede hacerlos más eficaces en su papel de autoridad del exterior del templo (4).
Ejercerán este poder individualmente, en la medida de sus capacidades e intereses. Quizás puedan asociarse con algunos francmasones cercanos pero ninguna obediencia encargará a sus miembros que apliquen un programa político, económico, social – por el simple hecho de que las obediencias no lo tienen. Históricamente, este no era el objetivo de la Francmasonería y no se dotó de las herramientas correspondientes.
Por otra parte, como los miembros de las logias representan un largo abanico de opiniones, a menudo opuestas, las organizaciones masónicas tendrían problemas para elaborar tales proyectos con coherencia. Como máximo, las obediencias pueden diferenciarse por una sensibilidad al cambio, así que se pueden considerar de izquierda o, al contrario, conducirlas hacia la protección de los valores tradicionales, lo que les acerca a los simpatizantes de la derecha.
Para ser honesto, formar parte de la Francmasonería puede abrir algunas puertas: ya que es reconocida como una autoridad moral cosa que puede facilitar las discusiones con dirigentes. Pero esto no garantiza que se escuchen las peticiones, avisos y consejos de las obediencias, de las logias o de sus miembros a título individual.
Todo esto está muy lejos de los complots totalitarios de los que se acusa a la masonería.
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"¡E pur si muove! ", bis repetita
3 La Francmasonería moderna – ¿la herramienta de la "globalización"?
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A principios del siglo XVIII el mundo entró en una época de transformaciones radicales.
Las grandes mentes de la Royal Academy de Londres que se reunían en cuatro logias masónicas (llamadas "especulativas" porque ya no tenían vínculos con los masones "operativos", constructores de las catedrales) tenían los conocimientos y los medios intelectuales para entender este cambio de civilización. Tenían consciencia de la interdependencia creciente de todos los humanos, quizás incluso de todos los seres de nuestro planeta, un tema desarrollado por los ecologistas (5).
Entre 1717 y 1723, inspirándose en todas las culturas y civilizaciones anteriores, crearon la Francmasonería moderna, una herramienta que permitía asumir estos cambios. Sus logias se convirtieron en un territorio de libertad donde los "hombres de calidad" podían encontrarse y discutir fuera del control de las religiones. Su gran mayoría, por no decir todos, eran creyentes y no tenían intención de criticar a las iglesias. No obstante, el mundo se encaminaba hacía una civilización planetaria, se tenía que encontrar un modo de comprender, de aceptar y de juntar la humanidad en toda su diversidad, empezando por las creencias metafísicas. Las guerras de religión habían durado demasiado...
La regla de la tolerancia religiosa se formalizó a través de La Constitución de Anderson que también exponía el objetivo de reunir todos los "hombres verdaderos y buenos, o hombres de honor y de honestidad, no importa con que nombre o convicción se distingan; es así como la masonería se convierte en el Centro de la Unión y en el medio para establecer una amistad estrecha y sólida entre las personas que nunca deberían distanciarse".
Es la expresión de una voluntad de universalismo.
Esta nueva Francmasonería correspondía al "espíritu de los tiempos". Rápidamente se propagó fuera de Inglaterra, empezando por Escocia y Francia y, más tarde, por el resto del mundo. Se adaptó a las características de los nuevos sitios de implantación y a raíz de este hecho se ha diversificado mucho. Pero también ha vivido muchos malentendidos en su interior. Y algunos aún están sin resolver.
A pesar de la explosión de la Francmasonería en muchas corrientes, su estructura profunda común funciona y todas las logias tienen el mismo resultado: son el sitio donde MEJOR nos acercamos al ideal máximo de libertad, de igualdad y de fraternidad.
4 Les incoherencias de la Francmasonería.
Curiosamente esta trinidad tiene problemas para aplicarse a las discusiones entre las obediencias. A semejanza de la humanidad, la Francmasonería ha desarrollado muchas "culturas" que no siempre llegan a comunicarse entre ellas. Los obstáculos que dificultan las relaciones entre las obediencias contradicen el universalismo de la Constitución de Anderson al que, sin embargo, todas se adhieren con convicción.
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La mayoría de los francmasones se adaptan pero estas divisiones influyen en la práctica de las logias y son de no poca importancia respecto a su sentido iniciático.
El funcionamiento de la iniciación siempre ha sido, y sigue siendo triple: conseguir que las personas lleven a cabo la transición necesaria de uno mismo hacia los demás; acompañarlas en este progreso y comunicarles que se convierten en miembros en toda regla de su(s) grupo(s). Para lograr nostra inserción es necesario saberse aceptado por la sociedad.
Como todas las iniciaciones tradicionales, la Francmasonería tiene por objetivo el paso de la "infancia" a la edad adulta. Se trata de dejar de ser el centro del (de nuestro) mundo y de encontrar su nuestro puesto en la(s) sociedad(es). Efectivamente, sin dejar de ser individuos, los humanos son parcelas casi inseparables de entidades como la familia, la tribu, la empresa, la ciudad, la nación, incluso la religión... a menudo dispuestos a sacrificarse por una o por el otra porque la perciben como más importante que su propia persona.
Esto parece evidente pero, sin embargo, el paso del individualismo hacía la consciencia de pertenencia a cuerpos sociales no se hace espontáneamente (6).
En consecuencia, como movimiento iniciático, la Francmasonería invita sus adeptos a cuestionarse, a incitarlos a liberarse de su egoísmo y a abandonar sus prejuicios, les ayuda a verse desde un nuevo ángulo, profundizando y a veces modificando su comprensión del mundo y su visión del universo.
En las sociedades tradicionales, la iniciación afecta a los adolescentes. En las nuestras, se dirige a los adultos. Hoy en día la "sociedad" a la que in fine pertencemos es la humanidad, y por lo tanto la iniciación masónica tiene como objetivo la inserción de los solicitantes a este nivel. Intentar hacerlo con un adolescente sería prematuro. (Nuestras sociedades dejan que los adolescentes se valgan por si solos. No todos llegan a hacerlo. Una parte de las dificultades de nuestras familias, de las empresas, de los estados vienen de aquí...)
En concreto, la Francmasonería moderna ofrece a los iniciados la posibilidad de entender que a pesar de la increíble diversidad de la humanidad, cada humano es su hermano o hermana. La genética contemporánea confirma que todos nosotros pertenecemos a una misma familia. Esto implica un proyecto político para la humanidad que, a pesar de ello, no tiene nada que ver con un modelo concreto de gobernanza, ni con la voluntad de dominación.
En consecuencia, a nivel estrictamente masónico, siendo las logias y las obediencias una imagen simbólica del mundo, sus miembros deberían aprender a respetar todas sus variantes. C.Q.D. Como queríamos demostrar.
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5 ¿Cómo responder a estas contradicciones?
United Grand Lodge of Queensland
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Durante milenios, en todos los niveles de la sociedad, desde la familia hasta el reino y el imperio, la mejor gobernanza era vertical.
Por tanto es normal que la Gran Logia Unida de Inglaterra se construyera de este modo. Edificó en todo el planeta una formidable organización piramidal, bien estructurada, relativamente homogénea aunque no estaba regida por un solo y único dogma. Formar parte es gratificante y los miembros de esta confederación sin duda lo celebran.
Sin embargo, la globalización, que empezó en el Renacimiento, claramente perceptible a partir de los siglos XVII-XVIII, y que culmina hoy en día, impone también otro modelo de relaciones sociales, económicas y políticas que es horizontal.
En el siglo XXI los dos sistemas de gestión, vertical y horizontal, son indispensables. La humanidad ha entrado en una época de intercambios y confrontaciones entre todas las civilizaciones existentes, demasiado diferentes las unas de las otras para poder adaptarse a un modo de vida y de gobernanza únicos. A esta escala la organización horizontal podría ser más eficaz que la vertical, ya que se adapta mejor a la diversidad y, además, la reconoce como fuente de inspiración. Así pues, para lograr, sin catástrofes importantes, reunir toda la humanidad se tendrán que utilizar bien todos los conocimientos acumulados desde hace milenios por sus distintos componentes.
En los francmasones esta "horizontalidad" se práctica con mayor o menor fortuna por las obediencias que no forman parte del sistema inglés: son mucho menos numerosas pero tienen una gran vitalidad. Parecen aceptar mejor el mestizaje social y tienen unas prácticas más diversificadas. Y si se organizan según un plan vertical, los vínculos entre las logias y su administración central son bastante distendidos, los acuerdos entre las obediencias menos densos y a menudo limitados en el tiempo. Sin embargo, sus miembros no quieren renunciar a su libertad de consciencia, ni a su influencia sobre la evolución de la sociedad. Están tan orgullosos de elle como sus homológos de la Grand logia unida de Inglaterra lo están de su excelente organización y de su unidad.
Como élite, los francmasones deben completar su búsqueda del universalismo construyendo puentes entre todas sus obediencias (sin estropear los márgenes...), siguiendo un plan horizontal. Esto forma parte de la iniciación masónica.
A semejanza de los Estados, a menudo enemigos mortales, que han creado la ONU donde aprenden a colaborar (mezclando la gobernanza vertical y horizontal...) y las iglesias que han dejado de excomulgarSE las unas a las otras (solo los extremos fanatizados aún hacen un llamamiento para exterminar a los "infieles"), los francmasones, que nunca han hecho ninguna guerra, ni en el exterior del movimiento ni entre sus distintas corrientes, ¿no deberían ser capaces de reunirse en una organización universal?
Uno de los caminos posibles hacia este objetivo sería la fundación de la Confederación mundial de obediencias masónicas.
La Confederación preservaría la diversidad de las acciones y alianzas de las organizaciones masónicas existentes. Al igual que la ONU no modifica sus Estados miembros, sus asociados no pierden su independencia. No se trata de crear una "superobediencia" sino de perseguir la labor de los iniciadores de la Francmasonería moderna concebida como un aprendizaje de la tolerancia.
Realizar tal unión sin duda será difícil pero no imposible. Alcanzarla requiere la humildad de no creerse mejor que los otros, ni individualmente, ni colectivamente, la sabiduría de no desear imponer su propia verdad, el abandono del sueño de gobernar.
En el mundo actual la Francmasonería juega un papel importante. En relación a esta tarea, sus divisiones internas no son insignificantes. Pasar por encima de ellas está al alcance de los "iniciados" (7).
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El proyecto de la Confederación mundial de obediencias masónicas se expone en la parte Explicaciones y está detallado en el Fórum de esta página web.
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Nota : Este proyecto de Confederación se ha formado a partir de mis discusiones con aproximadamente sesenta miembros de diferentes organizaciones en Alemania, Inglaterra, Bélgica, Francia, República Checa y Eslovaquia. Pero yo soy el único responsable de las deficiencias en su redacción final. He hecho lo que he podido, quien lo sepa hacer mejor que lo haga, podría concluir con las palabras del gran director de escena ruso Stanislavski.
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(1) http://www.lemondedesreligions.fr/savoir/plus-de-2-milliards-de-chretiens-dans-le-monde-21-12-2011-2138_110.php
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(2)Los francmasones se divierten constatando que son los únicos que ignoran ser los poseedores de un poder planetario.
Pero entonces, si la Francmasonería no tiene nada que esconder, ¿por qué se rodea de secretos?
En Europa los francmasones han servido de chivos expiatorios a la iglesia católica, a los bolcheviques y después a los nazis que deportaron y mataron a millones. Esto explica porqué no se atreven a confesar su pertenencia a este movimiento. Los prejuicios y la desconfianza tienen larga vida... En Gran Bretaña y en los Estados Unidos donde nadie ha sido perseguido nunca por ser francmasón (sin embargo, a principios del siglo XIX, en los Estados Unidos hubo una oleada antimasónica, suscitada por el asesinato de William Morgan y más tarde alimentada por el Partido antimasónico y varias iglesias, especialmente la baptista) los miembros de las logias muestran su pertenencia con orgullo.
Aun así, incluso en estos países, la Francmasonería está rodeada de misterio, una constante indispensable de las sociedades iniciáticas. La transición que organizan no sólo es racional, también es carnal y afecta a la totalidad del ser del iniciado. Esto la hace personal, íntima y "secreta" ya que es difícil de explicar.
''Isha Schwaller de Lubicz (Teósofo y egiptólogo franceses) nos enseña que la palabra 'cheta' que nosotros traducimos por como 'secreto' no tiene el sentido general atribuido al español: lo que queremos esconder. 'Cheta' normalmente significa 'inaccesible'. Lo inaccesible es aquello que no podemos tocar, alcanzar o conocer por falta de medios. Una cima inaccesible no está 'escondida', pero un alpinista principiante no puede alcanzarla. (Marcel Spaeth Sous le voile du maître secret, 1990, p.47).
Esto no impide preguntarse qué ocurre en las logias. Y sobre todo, ¿para qué sirven? Intentaremos responder con varias reflexiones después.
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(3) La mayoría de las obediencias no estarían de acuerdo con la afirmación de que los trabajos en la logia pueden tener una relación con la organización de la sociedad. Este no es su objetivo. Todo lo contrario, piensan que ello perturba la iniciación que debe ayudar a sus miembros a desarrollarse a nivel espiritual. Lo he explicado anteriormente, al comparar la iniciación masónica con otras sociedades tradicionales, porque la iniciación puede desarrollarse en varios niveles. Cada uno puede elegir el (los) suyos.
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(4) Evidentemente no es más que un esbozo de lo que podríamos hacer en el interior de este "modelo reducido del universo" - tema desarrollado en el artículo ¿Para qué puede servir una logia masónica? del capítulo Reflexiones de este sitio web. El funcionamiento de los ritos y símbolos se explica en La palabra, el arte y el pensamiento simbólico.
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(5) Ver más información en el capítulo Reflexiones citado más arriba: En el siglo XXI, ¿aún tiene sentido la Francmasonería?
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(6) En una de estas entidades, el hombre puede asumir la función del cerebro, en otra la del brazo, de la pierna, del estómago, del hígado, de la sangre... Nosotros lo aceptamos más o menos conscientemente, voluntariamente u obligados y resignados.
En realidad no es más que una imagen. Vale la pena para meditarlo pero no se tiene que considerar al pie de la letra. Ningún "cuerpo social" está constituido como un ser humano con una cabeza, un corazón, unos riñones, kilos de bacterias encargadas de la transformación de la comida... Existe la división de tareas entre sus "órganos" pero al mismo tiempo cada ser humano contribuye a la buena (o mala) evolución de la totalidad de los "cuerpos sociales" de los que forma parte. Incluso consagrándose principalmente a una modesta función, cada uno puede enriquecer su "cerebro". Sólo hace falta mirar a su alrededor para constatarlo. Las logias masónicas son un terreno excepcionalmente propicio para hacer este descubrimiento: sus trabajos revelan muy a menudo cualidades insospechadas de sus miembros.
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(7) Al cabo de 25 años de práctica más bien intensiva, creo que en nuestro mundo sumido en la búsqueda del beneficio, en el odio y en infinitos conflictos sangrientos, la Francmasonería es un pequeño milagro.
En todas las logias, las obediencias que he podido visitar, cercanas a religiones o no, orientadas a la metafísica o preocupadas por cuestiones sociales, "unisex" o "mixtas", "regulares", "reconocidas" o no, en todas ellas reina una atmósfera fraternal. Se expresa por el interés que unos ponen en los otros, por su escucha, por la aceptación de las divergencias de opiniones y, especialmente, por la conciencia de que todos los humanos son cercanos en su base.
Sobre este punto, a pesar de las disputas entre obediencias, la Francmasonería está unida.
Intento expresar en otras reflexiones cómo y porqué funciona.
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